¿Una oportunidad para pasar finalmente la página del franquismo o una vía para volver a abrazar viejos fantasmas? Es lo que se preguntan algunos medios globales tras constatar que la crisis catalana ha hecho reemerger un cierto nacionalismo español. Algunos se fijan más en el sentimiento de «orgullo de ser español» surgido entre los catalanes opuestos a la independencia mientras que otros señalan que también los sectores más conservadores e incluso los nostálgicos del franquismo están teniendo mayor presencia o voz. Asimismo se advierte de que se han banalizado los calificativos de «franquista» o «fascista», pero varios diarios intentan poner el foco en la dicotomía que esto supone para la convivencia en España. Las dificultades del país para afrontar su pasado o la forma en que Cataluña ha podido ayudar a catalizar a la dispersa extrema derecha española ya habían sido señalados por medios como Slate o Al Jazeera.

L´Obs señala que en España frente a la fiebre independentista catalana, hay un renacer nacionalista. Una crónica de Sarah Halifa-Legrand apunta que con la crisis catalana, la bandera española que hasta ahora se asociaba con la dictadura, ha reaparecido en balcones de todo el país. Menciona además cómo desde octubre los sectores más conservadores y nostálgicos del franquismo parecen haber recuperado presencia. Y plantea que España está inmersa en un proceso que puede llevar a volver a contactar con sus viejos demonios o por el contrario a conseguir finalmente pasar la página del franquismo.

Capital News resalta que el orgullo de ser español ha renacido en Cataluña. Recoge una crónica de AFP, en la que se pone de relieve como numerosos catalanes que nunca votaban o participaban en manifestaciones han «salido del armario» para manifestar su rechazo a la independencia de la región y su orgullo de ser españoles. Apunta que durante años los separatistas monopolizaron la atención, pero el «procés» ha impulsado que muchos partidarios de la unidad de España se convencieran de la necesidad de tener mayor presencia y voz. Añade que esta situación que ya quedó patente en la gran manifestación del 8 de octubre en Barcelona, se ha intensificado ante las elecciones del 21D. En este sentido apunta que a nivel político, Ciudadanos y su candidata Inés Arrimadas es quien más está consiguiendo simbolizar esta situación.

Le Monde apunta que advierte de que el uso de los fantasmas del franquismo en Cataluña atizan el odio a España. La crónica de Sandrine Morel señala que en España en círculos de izquierda y sobre todo de extrema izquierda es frecuente calificar de «franquista» al PP. Pero señala que el uso de este vocabulario por parte de los independentistas en Cataluña que califican a Rajoy y al gobierno de «autoritario» y «fascista» alimenta las tensiones y las fracturas sociales y alienta el odio y rechazo a España en la región. Advierte además de que estos calificativos se han banalizado y reducen el espacio para un futuro común.

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Unas elecciones «atípicas» con una campaña electoral «rara» en la que Cataluña se juega el futuro y la división es la tónica general. A tres días de la votación, esta es la lectura que hace la prensa internacional del 21D. Se enfatiza especialmente que están siendo unos comicios «extraordinarios» en todos los aspectos y que hay líderes independentistas que han hecho campaña «desde la cárcel o el extranjero». También se resalta lo apretado que se presenta el resultado, según las encuestas. Aunque el tema más señalado es la profunda división que existe en Cataluña, entre los dos bloques… pero también dentro de estos mismos.

La CNN titula «Como en la Guerra Civil, pero sin bombas» su reportaje sobre las «confusas» elecciones catalanas. El texto es de Angela Dewan cita a un catalana de 95 años dice que el ambiente actual en la región es «como el de la Guerra Civil, pero sin bombas» y que se necesita «algo intermedio». Pero la CNN apunta que «hay pocas opciones para algo intermedio». Señala que el apoyo en Cataluña a pro-independentistas y  constitucionalistas está dividido según las encuestas casi por la mitad, aunque señala como una diferencia la división entre los independentistas. También resalta que los dos principales líderes en favor de la independencia han hecho campaña «desde la cárcel y el extranjero». Pero añade: «Aunque hay rabia por los encarcelamientos, eso no necesariamente se traduce en más votos».

The Economist apunta que hay «mucho que depende» de unas elecciones catalanas que podrían resolver «poco». El semanario británico destaca que los catalanes se preparan para votar «otra vez» y apunta la contradicción que aunque hay muchas cosas que dependen del resultado de los comicios, es posible que este no resuelva los asuntos principales. Sostiene que la crisis de Cataluña solo tiene dos soluciones: convocar un referéndum de independencia pactado o reformar la Constitución para dar más autogobierno a Cataluña con una nueva financiación adecuada.

Le Figaro apunta que Cataluña se juega su futuro en unas elecciones nada habituales. La información del diario francés es de Mathieu de Taillac y señala que tanto el día como las condiciones de convocatoria de los comicios catalanes son «extraordinarios», al igual que el choque entre «los dos bloques», independentistas y constitucionalistas que califica de «fuera de toda proporción razonable». Completa la descripción de los pormenores de la cita electoral señalando que los programas y la participación que se prevé histórica y por encima del 80%, también se salen por completo de la norma. Y en este contexto, resalta que la votación se anuncia además muy apretada.

RTS ve a Cataluña «entre la pasión y el escepticismo». La crónica de la radio suiza que firma su corresponsal Valerie Demon enfatiza el «extraño» periodo que vive la región tras la DUI, el 155, la huida de Puigdemont y el encarcelamiento de varios dirigentes. Y apunta que de cara a las elecciones del 21D, los votantes están entre la pasión y el escepticismo en ambos lados.

Radio France Internationale resalta que tanto pro-independentistas como constitucionalistas dejan estallar sus divisiones. Apunta que tras el último debate en TV antes del 21D y cuando las encuestas prevén un resultado muy ajustado, los dos bloques parecen muy divididos. Apunta que las tensiones se sintieron inicialmente en el lado independentista con reproches entre la CUP y ERC y la ambición de Junqueras de ser investido presidente si gana las elecciones en detrimento de Puigdemont. Pero señala que también se está viendo divisiones entre los constitucionalistas.

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