«Antes de que decida dar unos pasos irreversibles le insto a que reconsidere su postura. Se va a meter en aguas muy pantanosas»
La amenaza la lanzó un militar a las órdenes del senador McCarthy contra los hombres de Edwar R.Murrow (CBS). Trataban de evitar que viera la luz la denuncia que encabezó ese puñado de periodistas contra una política basada en las amenazas, la mentira y la caza de Brujas.
Ayer Iñaki Gabilondo presentó en Cuatro tv el reportaje «11M, la derrota de los embusteros». El documento, que puede verse hoy en Internet, resume minuciosamente el juicio del 11M. y pone en evidencia, con los datos sobre la mesa, a quienes tratan de imponer la teoría de la conspiración basándose en especulaciones de humo.
El 11M -y no el 14, como parecen seguir pensando algunos- España vivió una de las mayores tragedias de su historia. Aquello, lejos de unir a los ciudadanos, provocó una herida que sólo podrá curarse con una buena dosis de veracidad.
Como en tiempos de Edwar R.Murrow, los tres días de Marzo de aquel 2004, Gabilondo, Ferreras, Gavela, Anido, y otros periodistas de la Ser tuvieron que soportar enormes presiones por parte del gobierno del PP.
En otro tiempo, gracias al tesón de Murrow, la sociedad recuperó el aliento ético que ha dado lugar a principios periodísticos y a brillantes leyendas. Igual que entonces, aquí, el tesón de unos pocos ganó la partida.
Quienes guarden dudas sobre si debió o nó informarse de aquello deberían preguntarse a sí mismos qué habría sido de este país sí se hubiera conocido la autoría islamista tres días después de las elecciones y no 48 horas antes .
Sin embargo las presiones y las amenazas, lejos de ser ahuyentadas por las revelaciones del juicio, no han terminado. Desde la radio de los obispos, las columnas de algunos periódicos y decenas de páginas de Internet, los enemigos de la verdad aprietan y amenazan todavía de forma contundente para tratar de recuperar el poder perdido.
Afortunadamente, la historia nos enseña que los hechos, la justicia y la verdad, terminan imponiéndose. Porque afortunadamente todavía existen personas para quienes esos hechos y esa justicia tienen un valor que vá más allá del poder. A ellos, especialmente a ellos, tendremos que reconocerles su tesón, pedirles disculpas y darles las gracias algún día.
Buenas noches y buena suerte.