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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Hoy todos los analistas, incluidos corresponsales extranjeros con los que hemos hablado, decían lo mismo: El de ayer fue un debate lento, encorsetado, antiguo y prescindible. Desde la puesta en escena a la distribución de los tiempos, desde el grafismo a los planteamientos. Lo fue en el fondo y lo fue en la forma. Si alguien pretendía retratar la cultura política de este país como moderna y avanzada, se lució. Quizá ese fue el problema: «se hizo a imágen y semejanza de los candidatos».


Antes de llegar al debate Rajoy envió esta foto por Twitter: «Ultimando detalles» -twitteaba.
(Muebles de estilo clásico, minibar tras él, papel pintado en la pared, plato de jamón sobre una mesa llena de papeles y candelabros con velas de navidad gastadas. Rajoy pareció prepararse el debate en la casa de los Alcántara).
 
Eso respecto a la forma, porque en lo que al fondo se refiere la cosa no fue mejor. A pesar de lo que había anunciado la Academia de Televisión, PP y PSOE habían acordado un formato extremadamente encorsetado, de riesgo limitado. Hubo datos, -tampoco demasiados- pero no hubo debate. El primer bloque, económico y de tiempos más dilatados, se convirtió en un plomo televisivamente hablando.

La puesta en escena parecía de los años 80 -nos decía una corresponsal extranjera

Una de las anécdotas más comentadas fue cuando el candidato del PP confundió los apellidos de su contrincante: -Pérez con Rodríguez, en alusión a Zapatero-. Rajoy se excusó recordando que hace cuatro años estuvo en un escenario parecido con Rodríguez Zapatero. «-Y perdió el debate, me acuerdo», señaló Rubalcaba a lo que el líder del PP matizó: es que me recuerda usted mucho a Rodríguez Zapatero porque han gobernado juntos.

Pero además de la retranca, Rajoy mostró determinación, aunque solo en las formas, sin arriesgar nada, y sin desvelar su política -ni la de los recortes, ni la social en temas como el matrimonio homosexual, el aborto, etc..-

 

Rajoy, sorprendentemente, ganó el debate. En parte porque las expectativas eran muy bajas para él. -Lo había avisado González Pons por la mañana en diversos medios de comunicación cuando dijo que «se trataba de convencer no de vencer», prueba de que ni siquiera el propio PP pensaba que Rajoy podía ganar-. Pero también ganó porque el candidato se limitó a leer su guión (mal en términos televisivos, pero carente de riesgos)  Rajoy leyó incluso al afirmar:

«Les propongo que trabajemos juntos para que España…levante cabeza y para levantarla (baja la cabeza para leer) …con orgullo» -continuó.

Pero no importó, porque hablaba con la seguridad del que se sabe presidente del Gobierno en todas las encuestas:

«no le va tan mal el debate, no se ponga nervioso», -llegó a decirle a Rubalcaba.

Y no sólo Rajoy se sabía vencedor, Rubalcaba le dispensó ese mismo trato «dando por hecho -como señala hoy el Financial Times- que Rajoy, y no él, será el próximo presidente del país».

Rajoy evitó la confrontación y mostró su cara más amable y dialogante, (igual que hizo en el año 2000 cuando dirigió la campaña de Aznar y éste alcanzó la mayoría absoluta). Rubalcaba, por su parte, pareció utilizar la misma técnica que Felipe González usó en los debates contra José María Aznar, en los años 90, pero no resultó: preguntó insistentemente a su interlocutor para tratar de destapar su programa, pero Mariano Rajoy no entró. Hubo momentos incluso, en los que ni siquiera contestaba, limitándose a lanzar buenos deseos a la cámara sobre el cambio de gobierno.

Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre quien las expectativas eran muy altas, había comenzado el debate visiblemente encogido, arrugado, y con la boca seca (La Stampa ha dicho hoy que el candidato socialista parecía un «contable» hojeando el programa popular). Y cuando empezó a estar cómodo era demasiado tarde.

En términos de dialéctica, Rubalcaba vació su depósito de credibilidad cuando entró a «discutir de lo indiscutible» con Rajoy: Que el gobierno ayudó a la banca, o que el PP tuvo que pedir un crédito para pagar la seguridad social en 1996. Porque matices al márgen, verdad o no, son dos mensajes que la gente ya tiene interiorizados.

Lo que se trasladó al ciudadano es que Rajoy tenía una estrategia para el debate -pasar desapercibido- y que le salió correctamente, mientras que Rubalcaba parecía no tener un mensaje claro que hacer llegar a los ciudadanos: El «hay dos modelos, el de los recortes y el de la protección», no funcionó o no lo demostró suficientemente. Su estrategia consistió e intentar pillar en un renuncio a Rajoy. Pero el gesto de sinceridad cuando afirmó «la solución es muy complicada y no tengo solución a todos los problemas», no ayudó precisamente.

Rajoy dijo 40 veces ‘empleo’ y Rubalcaba 13 veces ‘crisis’. Más de 12 millones de espectadores lo siguieron. Alcanzó un 54.2 de share . Según la encuesta de Invimark para La Sexta un 48,6% de los encuestados dieron la victoria a Rajoy y un 39,9 a Rubalcaba. Según el sondeo flash realizado por Metroscopia para EL PAÍS, Rajoy ganó con un 46% ante un 41% de Rubalcaba. Solo el diario Público le dió la victoria al candidato socialista.

Fueron cincuenta y dos preguntas retóricas -formuladas y contestadas a sí mismo- las que lanzó Rajoy durante el primer debate televisado de 2008, «una señal inequívoca de su estilo» -según los expertos.

Lo moderaba Manuel Campo Vidal, como hoy, y tuvo lugar el 25 de febrero de 2008.

Aquel día Zapatero habló de desaceleración con una frase que le persiguió el resto de la legislatura: «la desaceleración no va a ser ni profunda ni prolongada». Pero aunque Rajoy contraatacó en diferentes intervenciones con la cifra de aumento de los «300.000 parados» (aludió al paro unas 6 veces y a los parados en unas 7 ocasiones); y aunque habló de los precios del pollo, del pan, de la leche y de los huevos, la palabra crisis no fue mencionada en ninguna ocasión por el líder del PP. Porque la «crisis» no era todavía el eje central de los debates en aquella época:

«hemos tenido tres debates sobre el estado de la Nación y en sus discursos, que son largos, sólo ha dedicado tres minutos a la parte de la economía» -le recordó aquella noche Zapatero.

Y tanto el primero, como el segundo del 3 de marzo moderado por Olga Viza, tuvieron un esquema similar.

En lo que sí fue muy insistente Mariano Rajoy fue con la seguridad, con el terrorismo (mencionó a ETA unas 16 veces) y con la inmigración (recurrió a ella en unas 9 ocasiones). Tanto que Zapatero le llegó a decir:

Zapatero: Ustedes hicieron las regularizaciones con un bono bus, que valía un bono bus siendo usted ministro del Interior

Rajoy: ¿Un bono bus? -contestó el líder del PP- ¿Qué es eso? -se rió, dando a entender que no sabía de lo que se trataba.

Y aquello, como era previsible, se convirtió en uno de los momentos más comentados de la noche.

Nube de palabras realizada a partir de las intervenciones de Mariano Rajoy durante el primer debate. (Las cifras y los tamaños son aproximaciones porque se descartan/incluyen reiteraciones).

 

La posición de Rajoy fue ofensiva, de ataque, llegando a lanzar acusaciones muy contundentes contra el Presidente al hilo de la negociación con ETA:

Rajoy: (?)Yo lo que nunca haría sería agredir a las víctimas del terrorismo como ha hecho usted. Eso sí son personas indefensas y no el señor Serrat y esos señores que ha citado usted..
Zapatero: Yo no he agredido a ninguna víctima del terrorismo, es una acusación muy grave señor Rajoy.
Rajoy: Si es que me trae completamente sin cuidado.
Zapatero: Eso es muy grave?
Rajoy: No, pero yo estoy diciendo la verdad?
Zapatero: Yo no he agredido a ninguna víctima del terrorismo. (?)
Rajoy: Yo mantengo lo que he dicho: que el señor Zapatero ha agredido a las víctimas del terrorismo. Lo mantengo. Que quede claro.

Uno de los mayores errores de Rajoy en aquellos debates fue «entrar a discutir de lo indiscutible». Eludió el 11-M al que tanto recurrió el PP durante la legisltatura, pero durante el segundo debate, Rajoy trató de convencer a los espectadores de que Zapatero había legalizado la intervención en Irak: «Rajoy explicó que Zapatero había aprobado una resolución en Naciones Unidas, tras sacar a las tropas. Sin embargo, a pesar del matíz, la sociedad ya tenía interiorizado ese asunto y Rajoy vació su depósito de credibilidad»-cuenta uno de los asesores de Zapatero.

En términos generales, en ambos debates, la posición de Zapatero fue propositiva de forma intencionada:  «se intentó reforzar su determinación poniendo mucho énfasis en los gestos, dando respuesta a lo que decían las encuestas » . Zapatero aludió reiteradamente a las conquistas sociales y trató de dibujar en cada intervención al personaje con el que quería presentarse ante la sociedad. Rajoy contestaba y lanzaba titulares, pero Zapatero, mientras tanto, repetía un esquema transversal: «este he sido yo, este soy yo, y está será mi política a partir de ahora».

Aquellos debates tuvieron una notable trascendencia por anécdotas menores. Rajoy, guiado por sus asesores, improvisó parte del discurso sobre una niña imaginaria:

«En esa niña pienso, que va a crecer, que tiene que estudiar, que quiere tener una vivienda. Esa niña está en mi cabeza, es la que mueve mis sentimientos y mi corazón. Esa niña»

A aquella niña se le atribuyeron varios padres: Pedro Arriola -hombre de la máxima confianza de Aznar que también  asesora a Rajoy en este debate- o Antonio Sola,  un asesor contratado por Rajoy que había pasado años en Latinoamérica dirigiendo con éxito campañas electorales, entre ellas una en Guatemala que tenía como lema «mano dura, cabeza y corazón», similar al «con cabeza y corazón», lema de campaña del PP.

Zapatero, por su parte, se despidió con un «Buenas noches y buena suerte», por propia elección, imitando la despedida del periodista estadounidense Ed Murrow que fue víctima de la ‘Caza de brujas’ del senador McCarthy.

Nube de palabras realizada a partir de las intervenciones de Rodríguez Zapatero durante el primer debate

Mariano Rajoy a José Luis Rodríguez Zapatero en el primer debate televisado de 2008

Rajoy: ¿Qué hizo usted? Negoció con ETA, rompió el pacto, les dio esperanza, nos dijo que querían retirarse, que mostraban una voluntad inequívoca, que usted había verificado. Que no iba a hablar de política. ¿Cuál es el resultado? ETA está en los ayuntamientos y en el Parlamento con nuestro dinero. Vuelve la violencia callejera, han vuelto a matar, ha roto un gran acuerdo nacional? (?) usted. Y además dividió a la sociedad y se enfrentó a las víctimas. Esto ha sido lo que usted ha hecho. (?) Ha afectado a la dignidad del Estado, ha sido lesivo en la lucha contra ETA, y yo desde luego le garantizo que nunca negociaré como nadie nunca hizo en España como usted (…)

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Rajoy: (…)Yo lo que nunca haría sería agredir a las víctimas del terrorismo como ha hecho usted. Eso sí son personas indefensas y no el señor Serrat y esos señores que ha citado usted..
Zapatero: Yo  no he agredido a ninguna víctima del terrorismo, es una acusación muy grave señor Rajoy.
Rajoy: Si es que me trae completamente sin cuidado.
Zapatero: Eso es muy grave…
Rajoy: No, pero yo estoy diciendo la verdad…
Zapatero: Yo no he agredido a ninguna víctima del terrorismo. (…)
Rajoy: Yo mantengo lo que he dicho: que el señor Zapatero ha agredido a las víctimas del terrorismo. Lo mantengo. Que quede claro.

 

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Ayer Bieito Rubido tertuliano de la COPE, defendió el ‘no’ al referéndum en Grecia con el siguiente argumento :

«El despotismo ilustrado, en algunas ocasiones funciona, en ésta especialmente».

Después, de tertulia en tertulia, de la radio a la televisión, los argumentos se fueron repitiendo con más o menos variaciones.

Pero, ¿tan extraño resulta que los griegos quieran opinar sobre los recortes que van a condicionar su vida para dos generaciones? ¿Por qué se culpa a todos los griegos de la mala gestión de unos pocos dirigentes?

Siempre hay unos viejos que dicen que hacemos lo que nos da la gana y que no es posible que así pueda haber Gobierno que gobierne nada- que lo advertía Jarcha en 1976 cuando este país se debatía entre la otra democracia y la otra dictadura.

Porque no son los de entonces, pero son los de siempre y están en todos los paises; los que creen que la sociedad ignorante, infantil y poco preparada necesita de tutelas. Y lo peor es que algunos de los que lo dicen mandan; pero otros solo quieren ser mandados.

La crisis de Grecia y de la UE está retratando tan correctamente la democracia…  Luego se sorprenden con las demandas del 15-M.

Decía González Pons esta mañana que el PP no es un partido de derechas sino un partido de centro. En realidad no es así. El PP ni es de centro ni es de derechas, al PP lo que le importa es gobernar y tiene una visión bastante nihilista de la política.

¿Alguien cree que darán marcha atrás a la ley de matrimonio homosexual estando en el gobierno? ¿que tienen una visión concreta sobre los Estatutos? ¿cree alguien que el PP no aplicará beneficios penitenciarios a los presos de ETA? ¿Y sobre el aborto? ¿están cercanos a la ideología de la iglesia en esa materia? ¿cual es la visión del PP? : El nihilismo y el poder.

Un ejemplo del que hablaba aquí hace 48 horas. Entrevista a Mariano Rajoy en EL MUNDO el 30-1-2011:

Claro, en enero de este año se vivía la antesala de las elecciones autonómicas y había que hacer promesas. No como ahora que viéndose ganadores de las generales, con mucha diferencia,  afirman:

??No hay atajos ni recetas milagrosas para salir de la crisis?, preparándonos el terreno para incumplir la promesa de los dos años.

¿Con cual de los dos artículos nos quedamos?  Según Glez Pons con los dos, porque «las cosas son cambiantes» y habrá que improvisar. Exactamente lo mismo de lo que acusaba el PP a Zapatero. Pues eso es lo que le pregunté hoy a Estéban González Pons en Al Rojo Vivo.

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Como tengo algo de memoria, y una hemeroteca de varios gigabytes, se me quedó interiorizado este titular de Mariano Rajoy a principios de año, en este 2011: «En dos años podemos arreglar la economía española». Con un par, lo dijo él.

Por cierto, Rajoy se lo dijo a El Mundo añadiendo además, algunas de sus prioridades para hacerlo:

«podemos ahorrar mucho de la partida de gasto. Por ejemplo, de la del paro, que supone 30.000 millones al año. Todo el mundo tiene buenas intenciones y todos queremos un seguro mejor, mejores pensiones y mejor sanidad. Pero las buenas intenciones hay que llevarlas a la práctica y convertirlas en crecimiento y empleo» [leer aquí completa]

Un aviso para navegantes, que el otro día confirmó en la prensa extranjera.

Pero lo que más me interesa ahora mismo es la primera parte, lo de «arreglar la economía española» en dos años.

Claro, se daba la circunstancia de que todavía el adelanto de las elecciones no estaba anunciado y Rajoy podía envalentonarse como candidato.

Lo digo porque el discurso ha ido cambiando poco a poco, cuando se ha dado cuenta de que probablemente él tendrá que gestionar la enorme crisis internacional que nos envuelve. Por eso, ahora, cuando se refiere a estos temas se comporta con más prudencia: ??No hay atajos ni recetas milagrosas para salir de la crisis?, -dice.

Ya. Pero a mi no se me olvida que hace un año dijiste que lo harías con un par. Con un par de años. Y aquí estoy esperando. A ver si es verdad.

La prensa hace malabares dialécticos para defender el orgullo de España, criticar al gobierno, y poner la venda antes de ver la herida del presunto nuevo gobierno del PP. Así se prepara el relato para la victoria del PP:

«Europa ha enviado el mensaje a los inversores de que España no es un valor seguro y lo ha hecho sin razones de peso, porque el Tesoro siempre ha cumplido con sus compromisos y nunca ha dejado de pagar. Eso sin contar que nuestro país mantiene porcentajes de deuda pública (68% del PIB) muy por debajo de otros como Bélgica o Francia, que también padecen activos tóxicos en su sistema financiero. Sin duda, a este desenlace ha contribuido el escaso peso político actual de España. Dicho de otro modo, el nuevo Gobierno que salga de las urnas deberá enfrentarse a una herencia aún más onerosa». [La Razón]

Gracias Mario

El 29 de febrero de 2008, a pocos días de las elecciones generales (9 marzo 2008), el Financial Times publicó una entrevista con el secretario de Comunicación del Partido Popular (PP) Gabriel Elorriaga. El político se confió y confesó que su partido ponía en duda la situación económica del país por razones electoralistas:

«Sabemos que (los votantes socialistas indecisos) nunca nos votarán. Pero sí podemos sembrar suficientes dudas sobre la economía, sobre la inmigración y sobre cuestiones nacionalistas, entonces quizás se quedarán en casa»

«Será difícil incrementar nuestro voto» el «PP tiene una imagen muy dura y de derechas en este momento». «Incluso nuestros votantes piensan que son más de centro que el PP»

El Partido Socialista, en cambio tiene una base electoral mucho más amplia, pero «sus votantes son menos disciplinados» que los del PP. «Eso es por lo que les estamos dirigiendo nuestro mensaje a ellos. Les estamos diciendo: ‘Vuestro Gobierno no se ha ocupado de vuestros problemas’. Los resultados electorales dependerán del impacto de este mensaje».

Las declaraciones provocaron un pequeño terremoto mediático. Tanto que el PP trató de desmentirlas y la propia corresponsal del diario, Leslie Crawford, se vió obligada a conceder varias entrevistas certificando cada palabra de lo publicado.

¿Realmente sabía el PP la crisis que se nos venía encima o sólo utilizaba el asunto como estrategia electoral? ¿Contribuyeron esas declaraciones -y otras parecidas- a crear desconfianza sobre nuestro país? ¿en qué medida?

Gobierno: «ETA debe renovar el compromiso del alto el fuego ante los observadores internacionales».

ETA. «Mantenemos el alto el fuego si se cierra el acuerdo político».

El Gobierno señala que «si no hay delitos de sangre se pueden tomar medidas procesales- penitenciarias para un régimen de libertad o similares, acercamiento de presos, con delitos de sangre solo accederán a la libertad tras el desarme de ETA; y los indultos llegarían al final del proceso», según ETA.

ETA: «Lo dicho por el Gobierno no es un proceso de paz sino una declaración de guerra. El Gobierno no desmonta su maquinaria de guerra».

29 de marzo de 2007. La reunión se celebra tres meses después de que la banda atentase en la T4 de Barajas y dos días después de que la policía detuviese al etarra Juan Carlos Yurrebaso, que formaba parte del equipo de negociación.

Creo que el sátrapa Gadafi estaría mejor juzgado por el TPI que muerto, pero este no es un post sobre política internacional, sino sobre periodismo. O quizá sobre ambas cosas.

¿Es lo mismo permanecer escondido en un zulo, que refugiarse en una tubería? Depende de la intención que tengamos al describirlo. Si de lo que se trata es de insinuar que todos los dictadores enemigos de los EE.UU son cobardes y por eso viven escondidos como ratas, pues sí. Pero si lo que se pretende es explicar con precisión cómo sucedieron los hechos durante el bombardeo de la OTAN -si es que lo hubo- y posterior tiroteo o ejecución de los Rebeldes -si es que se produjo- pues no.

Todavía no hay datos precisos sobre su muerte -y mucho menos los había el viernes-, así que dificilmente un periodista desde Madrid podía saber en qué circunstancias se produjo.

¿Es relevante explicarlo? Pues depende de lo exigentes que seamos con la verdad, de que nos conformemos con lo que queremos oir, o de que queramos convertir el periodismo en una herramienta de propaganda.

Este post, en todo caso, no trata de hablar de la muerte de Gadafi -de la que se desconocen todos los detalles-, sino de alertar de nuevo a los lectores sobre algo que saben bien: que se necesita leer la prensa con espíritu crítico, pues la intencionalidad y a veces la simple velocidad que exige la información, son enemigas de la precisión.

 

«Se escondió en un tunel«, afirmaba La Gaceta. 1) túnel es un concepto un tanto impreciso para llamar a una tubería ¿o era una alcantarilla como decía ABC? y 2)  ¿se éscondió huyendo de los rebeldes? ¿vivía allí? ¿se refugió de las balas en él? ¿alguien tiene datos que no tiene la OTAN?

«Se propagaron diferentes versiones sobre lo ocurrido» -se excusaba La Razón.

Pero sin duda el más representativo es el de Pérez-Maura en el ABC:

«El monstruo, como Sadam Hussein, fue encontrado en un agujero«, decía Pérez-Maura en el ABC estableciendo una relación ficticia en la forma de esconderse de ambos dictadores: uno vivía en un zulo, y el otro, por lo poco que sabemos, se refugió circunstancialmente en una tubería -que el propio ABC  denomina «alcantarilla» en otra página con un gran titular sobre la foto-.

¿Importa entonces llamarle zulo, alcantarilla, desagüe, agujero o tubería? ¿importa decir si se ocultó, se escondía, o se refugió? Pues importa, algo importa.