El pasado domingo el diario EL PAIS publicó una larga entrevista con el Presidente Zapatero. Es una entrevista bastante interesante en la que se habla de los recortes aplicados y se razona la óptica desde la que se hicieron.
Recuerda, por ejemplo, que «tenemos la mayor cobertura de protección al desempleo de la democracia, que se acerca a un 80%». Explica, por ejemplo que en la legislatura pasada se incrementó un 40% el gasto social. Y añade: «No había precedentes de un aumento tan grande, y hemos renunciado apenas al 1%»
Destaco estos fragmentos porque es importante que el ruido no patrimonialice la realidad. Y, en efecto, como dice Zapatero, una cosa es reconocer que se están aplicando recortes, -duros como el de los funcionarios- y otra cosa diferente es tragar con quienes dicen que se ha dado un giro de 180º en la política social.
P. ¿A qué hora se dio cuenta de que cumplir las exigencias de Europa suponía renunciar a la palabra que usted había comprometido de no recortar derechos sociales?
R. Tomemos un poco de perspectiva: los recortes sociales han sido muy limitados. Debo decir que bajo mi Gobierno, la legislatura pasada incrementamos un 40% el gasto social. No había precedentes de un aumento tan grande, y hemos renunciado apenas al 1%, fundamentalmente el conocido como cheque bebé y la no revalorización de las pensiones en 2011.
P. Y el recorte salarial a los funcionarios.
R. Estrictamente no es un derecho social. Es un recorte salarial duro, difícil, pero no es un derecho social.
P. ¿De alguna manera, no supuso aquel discurso el fin del proyecto político que usted inició al ser elegido secretario general del PSOE?
R. No tuve esa conciencia. […] Somos un proyecto socialdemócrata, podemos hacer recortes en una situación que consideramos imprescindible. Los partidos neoliberales consideran que es connatural a su forma de ver la vida y a su ADN.
P. ¿No sintió que estaba traicionando a aquellos ciudadanos que le habían creído hasta ese momento cuando usted afirmaba que existía una salida social a la crisis?
R. Pues no. Mantengo que la salida que hemos dado a la crisis es social. Tenemos la mayor cobertura de protección al desempleo nunca en democracia, que se acerca a un 80%. Eso es una salida social a la crisis. 500 millones de euros para aquellas personas que hayan perdido la prestación asistencial, que hemos introducido ahora. No hemos reducido las becas, ni el gasto en educación ni los grandes capítulos del Estado social como la sanidad y la dependencia.[…]
¿No se arrepiente nunca de hacer predicciones que luego resultan ser erróneas? La última fue a The Wall Street Journal en septiembre cuando afirmó que la crisis de la deuda de Europa ya se había superado. En fin…
R. […] Volvamos a tener un poco de perspectiva. ¿Por qué hubo crisis en la zona euro? Porque hubo un país que tenía problemas de pago. Ahora ya no hay problemas de pago para un país, porque hay un mecanismo de financiación y de ayuda. No podemos llegar a la perversión de que un país, si pide ayuda porque la financiación a los mercados le está resultando muy cara, se le estigmatice por apoyarse en otros gobiernos o de un mecanismo comunitario. […]
P. ¿No siente que declaraciones de ese tipo acaban dañando su reputación personal?
R. Si voy a The Wall Street Journal y doy un titular bastante llamativo que diga que es posible una nueva crisis en la zona euro, sinceramente creo que es un error. Un error grave para la confianza y grave para los intereses de mi país y de la zona euro. Un analista se puede permitir ser más optimista, más pesimista. Si fallan los pronósticos no pasa nada, sigue siendo premio Nobel. Es así. En mi visión, un gobernante siempre ha de dar una palabra de estímulo, de confianza.
P. Pero todo eso daña luego la percepción que los ciudadanos tienen de usted. ¿No siente que necesita sincerarse con los españoles? ¿Que no le van a creer a usted nunca más a menos que emita un mensaje claro de que se ha equivocado, por qué y qué lecciones ha sacado de ello?
R. Voy a ser muy sincero. La crisis económica que hemos vivido es muy grave y ha impactado a muchas personas en sus expectativas de vida en nuestro país. ¿A quién van a mirar? Al Gobierno. ¿Y dentro del Gobierno? Al presidente del Gobierno. Además, he procurado ser un presidente que siempre está en primera línea asumiendo los problemas. La única manera de que los ciudadanos lo hubieran entendido es haber vivido esta crisis a mi lado. Esto es imposible. Y explicarlo cuando todavía tienes la crisis pesando mucho en la realidad de la gente no es fácil. Cuando tengamos una consolidación mayor del crecimiento, la explicación será más convincente. Pero sé que ahora es muy difícil. Eso no quiere decir que no hayamos cometido errores, soy de los líderes políticos entre los que me sitúo que reconoce errores.