Detente un segundo e imagina la situación: Sales de un centro comercial donde espera tu mujer con tu bebé, con el carrito, con las bolsas de la compra. Sales a fumar un cigarrillo mientras ellas siguen por los pasillos. Alguien te aborda y cuando te quieres dar cuenta estás siendo subido a un automóvil sin poder avisarlas, sin que nadie les diga nada. Lo último que escuchas es: «algo habrá hecho». Sí. Sucede en España.
Pronto ellas volverán a casa, con la esperanza de encontrarte allí. Y no será así.
Una hora, dos, tres… la primera noche. Empezarán las llamadas a los familiares, después a los hospitales, a las comisarías… ¿un accidente? ¿abandono? Nadie podrá decirles nada. Nadie sabrá nada. Puede ocurrirte a ti, pero no te engañes, también puede ocurrirle a ella -la policía no distingue entre géneros- y ser tu el que espera en casa una hora, dos, tres..la primera noche.
Lo que voy a referir a continuación debería haber tenido consecuencias gravísimas y no las tendrá. Mucha gente trabaja para seguir mirando en otra dirección. Unos, lo hacen por ignorancia, otros por pragmatismo y otros por mala fe.
También es muy posible que de esta noticia no hayas escuchado hablar de forma transparente en la prensa porque hay un velo que impide a los medios de comunicación referirse a ello con el espacio que merecería y condenarlo sin paliativos:
La policía practica en España miles de detenciones aleatorias de cuyas arbitrariedades apenas da cuenta. Las personas son abordadas, detenidas y enviadas a celdas durante días, sin posibilidad alguna de protesta. Parece increible pero en los cajones de las redacciones hay miles de testimonios que avalan esto.
Estas detenciones suelen estar protagonizadas por policías secretas y forman parte de un plan institucional avalado por el Ministerio del Interior. Son policías que escrutan rostros y miradas, y que han desarrollado una excelente habilidad para detectar el miedo, el sufrimiento, la rabia y la impotencia. Eligen personas como tu o como yo que esperan el autobus, que han salido a por el periódico, o que caminan por la calle. Por eso resulta conveniente nunca mirarles a los ojos, bajar la mirada si intuyes que tienes cerca a uno de ellos.
PeriodismoHumano ha recogido algunos de estos testimonios.Para saber de lo que hablo, debes ver el vídeo
Muchas son elegidas al azar. La mayor parte de ellos desaparecerán durante días de sus casas sin que sus mujeres e hijos sepan de su suerte, ahogándoles en una angustia inimaginable. No podrán ponerse en contacto con ellos.España, el país que saca pecho ante el mundo por su sol, por su playa, por su historia, por su desarrollo, esconde una realidad terrible. Sí. No sucede en un país tercermundista, sucede en la próspera y rica Europa. ¿Y quien habla de ello?
Cuando se le pregunta al Ministerio del Interior la respuesta siempre es la misma: España es un país que cumple con todas las garantías democráticas de un país desarrollado. Y tienen razón: esto no sólo sucede en nuestro país. Debe ser que lo que ellos llaman desarrollo es esto.
Actualización: En todo caso, la denuncia no la hago yo sino el policía Alfredo Perdiguero Manjón de la Unión Federal de Policía. Su denuncia le ha valido el Premio Internacional por los Derechos Humanos, en cuyo acto reiteró sus palabras.