El periódico británico Financial Times publica un texto de Victor Mallet titulado: «España revela un nuevo impuesto para las rentas más altas?. El autor explica:
??Los responsables políticos han estado dando señales contradictorias sobre el inminente impuesto, pero sostienen que se tratará de una medida de crisis ??extraordinaria? y temporal. Los socialistas en el Gobierno ??que al principio negaron que hubiese crisis y sólo reconocieron tardíamente la necesidad de cercenar el déficit para recuperar la confianza en España y en el euro- se hallan bajo presión de sus partidarios de la izquierda para que ser dirijan contra los españoles más ricos. Las otras medidas de austeridad, como recortes en los sueldos del sector público, una congelación de los incrementos de las pensiones y un incremento del IVA a partir de julio, afectan a un segmento mucho más amplio de la sociedad española?.
En efecto, la sociedad -no solamente la izquierda-, espera con interés la decisión del gobierno pero esta se retrasa. Se hace esperar, en parte, porque estamos siendo escrutados por los europeos, observados con lupa y con temor.
El impuesto anunciado por Zapatero será, seguramente, un impuesto único, concreto, que tase patrimonio y riqueza, parecido al francés -quizá una fórmula mixta-. Y es muy probable que Zapatero se decida a anunciarlo antes de verano .
El debate está ahora en la pregunta ¿a quienes se aplicará? ¿Quienes son los ricos?. Veremos.
Salgado dijo una vez que subir la presión fiscal a quienes más ganan tendría un· impacto reducido». El dato, sin embargo, como explica el periodista Emilio Silva, no es como para calificarlo de menor:
Según el Gobierno, el 4% de los contribuyentes que realizan la declaración de hacienda ingresan más de 60.000 euros al año. Son 700.000 ciudadanos y ciudadanas y entre ellos se encuentran las principales fortunas del país. Si pagaran 2.000 euros más al año de media al fisco estaríamos hablando de 1.400 millones de euros adicionales que ingresaría el Estado.
1.400 millones no es una cifra irrelevante, pero en todo caso, no es cuestión de relevancia, sino de pedagogía y de autoridad moral; la que necesita el gobierno para recortar, como está haciendo, a los que menos ganan.