En las últimas 48 horas, una avalancha de políticos, analistas y periodistas critica, desde las tertulias, las muestras de apoyo a Baltasar Garzón.
Dicen que se está sembrando desconfianza hacia el sistema judicial. Lo dicen convencidos y visiblemente preocupados. Paralelamente, todos reivindican la Transición, una fórmula que pudo ser positiva para una época pero cuyo tiempo puede haber sido agotado. Un tiempo, por ejemplo, en el que los poderes públicos no podían ser criticados, bajo riesgo de involución. ¿Seguimos en ese momento? ¿De verdad lo piensa alguien?
Algunos jueces sostienen, incluso, que ciertos sectores de la izquierda han iniciado sin saberlo un proceso de descrédito imparable. Se olvidan de que quien comenzó esto fueron ellos aceptando que el querellante de Manos Limpias y la Falange entrara de lleno en el sistema judicial llevándose por delante a uno de sus jueces. Acción, reacción.
Imparable es, desde luego. Como contamos en radiocable.com, ayer tuvimos noticia de que el Tribunal Supremo trata de frenar -a la vieja usanza- ese estado de opinión. Desde primera hora de la mañana de ayer están convocando a los corresponsales extranjeros a una reunión informativa el viernes para hablar sobre el caso de Garzón. Intentan influir en su opinión, preocupados por la dimensión que está alcanzando el caso en la prensa internacional. Pero lo hacen tarde y mal. Era muy previsible lo que iba a ocurrir.
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARHM) ya ha dicho que emitirá un comunicado de protesta por el hermetismo que mantiene habitualmente el alto tribunal y por tal citación que ??recuerda a las llamadas del gobierno Aznar tras el 11-M? -preocupación que han transmitido a la Asociación algunos corresponsales.
El Supremo, que raras veces se comunica con los periodistas extranjeros, se va a topar con una clase profesional extraña en España: crítica y autónoma.
Franesco lo expresaba muy bien en Twitter: «El TS se dará cuenta de su metedura de pata con la primera pregunta. Y les sorprenderá ver que la prensa libre existe.»
Porque en efecto, en el sistema judicial está empezando una crisis. No son, sin embargo, las excusas y explicaciones lo que la frenará. El mundo ya no funciona así. Se necesita una rápida reacción. Se necesita, sin duda, una regeneración judicial.
Porque ya no se trata de lo que piensa la izquierda, los periodistas y los corresponsales. Se trata del estado de opinión de la sociedad: cree que la justicia está politizada, que es poco democrática y que no es independiente. Tanto los amigos del alma, como los críticos del Estatut, entre tantas y tantas muestras, así lo han atestiguado.
Por tanto : si alguien quiere resolver esa crisis institucional más vale que se pongan a trabajar para regenerar el sistema judicial. Como comienzo no estaría mal que el ascenso en la Carrera judicial dejara de ser tan endogámico. El día que gente de procedencia humilde acceda al sistema, libre de asignaturas pendientes del pasado, libre de vínculos partidistas, empezará a impartirse justicia democrática y moderna.
La sociedad solo está pidiendo eso, no explicaciones.