Su capacidad para reaccionar a los cambios hace que sean consideradas bioindicadores y el informe Observatorio Metropolitano de Mariposas revela, tras tres años de sequía, una bajada de su abundancia del 32,6% por el agostamiento.  Aunque la investigación, que recogen en Sinc, también apunta que gracias a las lluvias primaverales, la temporada 2024 muestra una notable recuperación en el número de estos animales, situación que supera la media de los últimos cinco años.

Las mariposas son capaces de reaccionar rápidamente a los cambios del entorno, por eso se consideran organismos bioindicadores. Sin embargo, uno de los grandes cambios que han sufrido estos insectos durante el último año ha sido la sequía. Por este carácter bioindicador y también por su popularidad, el Observatorio metropolitano de mariposas mBMS estudia, con la ayuda de una cuarentena de voluntarios y voluntarias, estos polinizadores que viven en parques y playas metropolitanos.

El quinto informe de resultados presenta una primera radiografía de la situación de las mariposas metropolitanas después de tres años de sequía y muestra que el número de ejemplares observados ha disminuido un 32,8 % en 2023 respecto a la media del proyecto.

“Si normalmente el voluntariado cuenta 19 mariposas en cada muestreo que hace en los parques y playas, durante el 2023 ha contado 13, una tercera parte menos”, certifica Joan Pino, director del CREAF, catedrático de ecología de la UAB y corresponsable científico del mBMS. Sin embargo, el proyecto ha arrancado este 2024 con buen pie y con muchas mariposas gracias a las lluvias primaverales.

Sensibilidad a la sequía

Estos datos son una media para el conjunto de especies, pero, en detalle, el Observatorio ha detectado que tres especies han sufrido una mayor disminución que el resto.

Es el caso del lobito jaspeado (Pyronia cecilia), la dos puntos (Polyommatus icarus) y la saltacercas (Lasiommata megera), con disminuciones del 90, 70 y 50%, respectivamente. “El lobito jaspeado prácticamente ha desaparecido de los parques y las playas. Si antes se veían unos 250 ejemplares cada año, en el 2023 sólo se contaron 30”, recalca Pino.

El proyecto de ciencia ciudadana también ha detectado tres casos de especies que han aumentado durante la sequía, como la gris estriada (Leptotes pirithous), la canela estriada (Lampides boeticus) y el canario (Colias crocea), con aumentos del 60, 35 y 10%, respectivamente.

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