Sitel: el mito del Echelon español
Hasta donde sabemos Sitel es un sofisticado sistema que permite grabar conversaciones telefónicas y de Internet y cruzar esos datos con otras trazas digitales.
Pero, pese a lo que está diciendo la propaganda del PP, Sitel no es el Echelon, ni el Gran Hermano español. No quiere decir que no haya otros que no conozcamos, o que un policía, o el propio Elvis Presley no pueda estar pinchando teléfonos de forma ilegal, porque tecnológicamente hay muchas maneras de hacerlo.
Pero Sitel, como bien sabe el PP, es el sistema legal que utilizan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Con esto lo que digo es que si un agente quisiera grabar una conversación sin autorización judicial, no lo haría utilizando esta tecnología. ¿Por qué? Porque Sitel es un sistema que requiere de la intermediación de las operadoras telefónicas.
Las operadoras son, en España, las responsables de velar y salvaguardar la confidencialidad de sus comunicaciones. En cada operadora hay un sistema de Sitel instalado, sí, que es utilizado por la policía o el CNI a distancia, sí, pero sólo cuando la operadora facilita su acceso a un número concreto. Son los responsables de seguridad de esas empresas los que reciben una copia de la reclamación judicial y ellos dan acceso al número de teléfono intervenido. No puede hacerse fuera de ese procedimiento. La propia operadora, comunica posteriormente, a la autoridad judicial que ha cumplido la orden judicial y de la policía. Así lo explican las propias compañías. A cualquier operación fuera de este procedimiento podrían lloverle las querellas.
Hay muchos otros mitos sobre las intervenciones telefónicas. Un aspecto que poca gente conoce es que las intervenciones tienen una duración en el tiempo y un objeto concreto. Si durante esa escucha se detecta otro delito, las autoridades no pueden intervenir. Tienen que ponerlo en conocimiento del juez y muy probablemente será descartado porque la grabación no sería considerada legal.
Insisto en que no estoy diciendo que no se pueda grabar ilegalmente una llamada, que se puede. Lo que digo es que, pese a las insinuaciones de González Pons, Sitel no sería un buen mecanismo para hacerlo a escondidas. La estrategia del PP con su argumentario victimista es dejar manchadas las pruebas del caso Gurtel para tratar de que el juez las considere ilegales, como sucedió con el caso Naseiro. Y veremos a ver si les funciona.
Hasta ahora, las únicas grabaciones irregulares que conocemos se las han hecho y encargado entre los propios miembros del PP. De lo otro no tenemos más que insinuaciones de la parte interesada. Porque si uno tiene pruebas de intervenciones ilegales debería presentarlas ante un juez. Denunciarlo siendo falso o no teniendo pruebas es una irresponsabilidad gravísima. Pero pedirle responsabilidad al PP es últimamente mucho pedir.
Sea como fuere, González Pons debería recordar que fue el PP quien encargó y compró ese sistema. Costó más de 10 millones de euros del contribuyente. Ahora ellos lo consideran ilegal. Pero ¿por qué fue encargado entonces? ¿lo preguntaron tarde? ¿otro gran ejemplo de la consistente gestión popular?.
7-11-2009 Actualización: ¿que graba Sitel?:
El Sitel es un sistema informático que permite grabar todo lo que se haga por teléfono: quién llama y descuelga, el contenido de la conversación, los mensajes de texto, y dónde están quienes hablan (triangulando la información de las antenas)…
En una operación antidroga, el instituto armado describió en su comunicación al juzgado otras posibilidades del sistema: solicitó no sólo la observación, grabación y escucha de un teléfono móvil, sino que la autorización se extendiese también al contenido de las carpetas de audio, los mensajes de SMS, las comunicaciones mantenidas vía fax o Internet, y la identificación y localización de los repetidores. Además, pidió al juez que autorizase a conocer los números desde los que se llamaba al teléfono intervenido «aunque sean secretos»; los códigos internacionales de abonado móvil y la identidad de los titulares que llamasen al teléfono pinchado.