Laura Filardo-Llamas, Universidad de Valladolid y Carmen Aguilera Carnerero, Universidad de Granada
Es muy probable que si en alguna ocasión ha dado “me gusta” a algún post de Instagram o TikTok con recetas de cocina, decoración o manualidades el algoritmo le haya sugerido más contenido producido por las llamadas “esposas tradicionales” (tradwives).
Las esposas tradicionales son un movimiento con presencia mayoritaria en internet que aboga por un estilo de vida organizado en torno a una visión concreta de la familia, el hogar o la religión. Si bien es un fenómeno globalizado, surge en los países anglófonos (especialmente Reino Unido y Estados Unidos) y ha incrementado su presencia en línea a partir de la pandemia de 2020 y el movimiento #MeToo.
La corriente de las esposas tradicionales se sustenta sobre dos pilares básicos: su vinculación con el entorno doméstico y su rechazo a los principios de algunas corrientes del feminismo actual.
Estos se articulan a su vez en torno a una idea compartida de lo que significa el término “tradicional”. Sin embargo, el uso de un adjetivo como “tradicional” para definir al movimiento conlleva un alto grado de abstracción. En el diccionario, declara referirse a valores y costumbres que han existido durante un largo tiempo sin haber cambiado, o contrasta los métodos antiguos con los más modernos.
Pero ¿a qué valores y costumbres nos referimos? ¿Cómo acotamos el largo periodo de tiempo? ¿En qué momento establecemos el contraste entre antiguo y moderno? Estas preguntas muestran que el significado de un término no es único y universal, sino que es variable y viene determinado por factores contextuales, entre ellos quiénes o cuándo lo emplean.
Una ‘lengua’ común
El uso de un vocabulario compartido –tanto en la forma como en el significado– es uno de los rasgos que caracteriza la creación de comunidades en el entorno digital.
Estas “comunidades de práctica” comparten patrones de comunicación. Y, además, su uso refleja valores y creencias. En este caso, la esposa tradicional prototípica es una mujer blanca de clase media-alta y de religión cristiana. Su concepto de feminidad está vinculado a una apariencia física cuidada al detalle y a atributos personales como la dulzura, la compasión y el continuo deseo de satisfacer las necesidades y deseos de su familia.
El uso del término en esta comunidad define un concepto muy concreto: autodefinirse como “tradicional” presupone el anclaje al entorno doméstico. Esto se ve en la caracterización de la mujer como creadora del hogar (homemaker) o madre que se queda en casa (stay at home mum, o SAHM).
También se percibe en el énfasis que se hace de la mujer a partir de su matrimonio con un hombre, presente en el término wife (esposa). Vemos, pues, que las esposas tradicionales defienden su derecho a renunciar a un trabajo fuera de casa y a buscar su realización personal dentro de la esfera doméstica a través de su dedicación absoluta al marido e hijos. En algunas facciones del movimiento se señala, además, la necesidad de sumisión –en términos como submissive wife– y se justifica esta creencia a través de referencias a la Biblia como fuente de autoridad moral.
En muchas ocasiones el significado de “tradicional” se enmarca también en un retorno nostálgico a la década de 1950, un momento de prosperidad económica en EE. UU. marcado por un gran conservadurismo y en el que la familia ocupaba un lugar nuclear.
Oposición al feminismo
La teoría de la identidad social explica que los movimientos sociales se construyen a a través de la autocaracterización y el uso de códigos lingüísticos compartidos. Sin embargo, no sólo esto es importante. Con frecuencia, la identidad se construye a través de la comparación u oposición a otros grupos.
Las tradwives se comparan fundamentalmente con el feminismo actual. Su oposición se ve claramente en el uso de metáforas de guerra para presentarse, como el “ejército vestido con delantal” (#ApronCladArmy). Las esposas tradicionales se muestran explícitamente a favor del patriarcado y en contra del feminismo. A éste lo consideran un “cáncer” del que hay que curar a la sociedad y lo contraponen a su concepto de feminidad mediante declaraciones como “femenina no feminista” (feminine not feminist), #RipFeminism o “alimenta el patriarcado” (feed the patriarchy).
El movimiento tradwife, o algunas de sus facciones, también se ha asociado con la llamada alt-right, un movimiento blanco y nacionalista asociado a la extrema derecha. Algunos estudios consideran también la influencia de las esposas tradicionales en las redes sociales como medio de reclutamiento de simpatizantes para su causa.
La comunicación en redes
Varios de los términos que hemos ido mencionando en este texto se encuentran en las etiquetas incluidas en las publicaciones en redes sociales de mujeres que se definen como tradwives o que promueven ese estilo de vida.
La cuestión no es baladí, ya que dichas etiquetas tienen varias funciones discursivas: a través de ellas los usuarios enmarcan sus publicaciones en una comunidad, creando así relaciones con otros usuarios, a la vez que presentan en su discurso su visión del mundo. Como hemos señalado antes, esta visión no sólo refleja las experiencias vitales de los usuarios en la conceptualización del término “tradicional”. Además, facilita la transmisión de valores y visiones subjetivas, fundamentalmente a través de la oposición con otros.
Esta doble función representativa e interpersonal se observa también en las imágenes que acompañan los posts en redes sociales. Las fotografías o ilustraciones de los años 1950 señalan el significado de “tradicional” en ese contexto: mujer anclada en el momento histórico añorado, centrada en el espacio doméstico, con una estética definida por el uso de vestidos y pelo largo –generalmente de raza blanca– y definida por su relación con otras personas (marido o hijos).
En una sociedad eminentemente visual, es innegable el atractivo estético que ofrecen las esposas tradicionales. Muestran sus casas impolutas –casi irreales–, realizan recetas de cocina tan deliciosas como perfectas, ejecutan sofisticadas manualidades y protagonizan idílicas escenas familiares en donde los hijos y el marido interpretan los papeles centrales. Como hemos mencionado antes, es frecuente que los textos que acompañan esas imágenes contengan citas bíblicas como referentes, especialmente los que se refieren al núcleo familiar o al amor entre los esposos.
Instagram es una de las redes sociales en las que se encuentra el movimiento. La simbología que utilizan en ella ayuda a transmitir de manera efectiva su concepto del término “tradicional”.
En la era de la polarización, las esposas tradicionales emergen con fuerza representando a un prototipo de mujer radicalmente opuesto al que defienden ciertas corrientes de un feminismo combativo y militante. Pero que no nos confunda el uso del adjetivo “tradicional”.
Si bien quienes pertenecen a esta comunidad se alinean en torno a una comprensión similar del término, las tradwives florecen en el ecosistema digital. Son mujeres de su tiempo y buena prueba de ello es su uso magistral de las redes sociales como herramienta para diseminar su ideología y expandir su esfera de influencia.
Laura Filardo-Llamas, Profesora Titular de Universidad en Lingüística y Lengua Inglesa, Universidad de Valladolid y Carmen Aguilera Carnerero, Profesora de Filología Inglesa, Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.