«Una tregua cualquiera», no es un día cualquiera
La responsabilidad de los líderes políticos no es la misma que la de los periodistas, ni que la de los ciudadanos. Los políticos se deben a la prudencia pues eso determina también su estrategia futura. Ellos hablan desde la perspectiva táctica, los ciudadanos podemos hablar, sin embargo, desde el corazón y el sentido común.
Desde ese lugar podemos decir sin miedo que «una tregua cualquiera», no es un día cualquiera. Que se le pregunten a los familiares de amenazados por ETA, a sus escoltas y a quienes dia tras día se ven obligados a mirar los bajos del coche, o las salidas de emergencia en los cafés.
Se cumple un año desde que ETA no asesina a nadie y eso es una buena noticia, pese a los peros. Aunque a Javier Arenas y a otros líderes del PP les parezca que el «único comunicado» a celebrar «es aquel en que se anuncie su disolución definitiva y su abandono para siempre de las armas», la realidad es que hoy, como dije ayer, estamos mejor que hace un año.
Que ETA no mate es una buena noticia. El discurso creado por el PP y asumido por el resto de los partidos, en el que el único motivo de alegría será la desaparición de ETA de la faz de la tierra y de la noche a la mañana, como si nunca hubiera existido, es un espacio pesimista, de filo ilusorio, en el que no podemos caer los demás ciudadanos. Porque además el PP habla desde su propia estrategia.
Es necesario, por supuesto, que desaparezca ETA y esa debe ser la ambición de los ciudadanos y el trabajo de las autoridades. Pero el camino puede que sea lento y tortuoso y el final menos definido y menos evidente de lo que nos gustaría. Cualquier burbuja de oxígeno que nos permita respirar, aunque sea temporal, debe ser celebrado como un pequeño éxito. Por lo menos por aquellos que sienten sensibilidad real por las víctimas de las amenazas de esa banda.
Así que hoy puede que estemos ante una tregua cualquiera, pero no es, sin embargo, un día cualquiera.