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Fernando Berlín, el autor de este blog, es director de radiocable.com y participa en diversos medios de comunicación españoles.¿Quien soy?english edition.

Resulta paradójico el ninguneo y desprecio de una parte de la prensa española hacia el fenómeno del 15M. Y eso que ha sido reconocido por buena parte de la prensa mundial.

La prensa internacional lo reconoce. No así una parte de la española. El domingo a pesar de que el sábado se concentraron más de 60.000 personas en la Puerta del Sol de Madrid -entre otras muchas ciudades-, el periódico ABC ni siquiera lo llevó a portada, y La Razón fue más lejos en su deslegitimación titulando: «15M, 15 mentiras», -y afirmando que el movimiento «no protege las raices de la democracia», que «no están desligados de los antisistemas» que «no todos son pacifistas» o incluso que «solo son inconformistas cuando les conviene»…

Las consignas se repitieron también tertulia tras tertulia: «el 15M ha fracasado», «no es lo que nació» …etc. Tan solo periodistas como Iñaki Gabilondo, han mirado más allá de la batalla partidista reconociendo que el 15-M es un movimiento digno de ser observado con la máxima atención. Con el 15M, explicó, la política tradicional, ha quedado retratada, anticuada, incapaz de seducir a los ciudadanos.

Y a pesar de las críticas, los triunfos de los indignados se pueden cuantificar bien. No solo porque han conseguido que los partidos políticos recojan en sus programas asuntos como la dación en pago -aunque recogida de forma pobre por el PP-, sino por razones mucho más seductoras:

El 15M consigue marcar la agenda política y mediática siempre que se lo propone, tanto nacional como internacionalmente, y con bastante éxito, salvo las excepciones arriba mencionadas.

El 15M y sus asambleas se están convirtiendo en la mayor escuela de pedagogía política de la historia del país. Llevan el debate a cada plaza. El 15M ha dado visibilidad a serios problemas de la democracia española y ha llevado a la calle y a los cuartos de estar de medio país, ese debate político y el papel de los ciudadanos en la democracia; debates antes reservados al Parlamento.

Los indignados están consiguiendo instalar un estado de exigencia contra la corrupción, contra los privilegios y a favor de los derechos sociales que pocas organizaciones han conseguido. Asuntos antes ignorados e incluso tolerados.

Los indignados han forzado a los partidos políticos a recoger algunas de sus demandas en sus programas. Y que el 15M ha triunfado, como fenómeno, lo demuestra el hecho de que las agencias publicitarias tratan de patrimonializarlo desde el primer día, con bastante resistencia ciudadana, por cierto.

El 15M ha conseguido crear la mayor base de datos de indignados de la historia. Miles de personas dispuestas a movilizarse ante las injusticias. No hay organización que haya conseguido eso en tan poco tiempo.

El 15M está dejando un poso ideológico que permanecerá años, no solo en quienes participan en las asambleas, sino también en sus familias y sus amistades ; similar al de mayo del 68.

Por eso resulta tan llamativo que haya gente tratando de paternalizar el movimiento todavía, pidiéndoles que se conformen en partido político o que actúen según diversos prejuicios.

El 15M ha conseguido más de lo que nunca sospechó. Y al que no le guste debería montarse su propio movimiento.

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