“Las víctimas religiosas de la guerra quedaron reparadísimas como todas las franquistas”
El Gobierno ha llevado ante el Tribunal Constitucional la Ley de Concordia de Aragón que reconoce a las víctimas de persecución religiosa antes y durante la Guerra Civil. Emilio Silva, presidente de las ARMH, destaca que la «quema de conventos» es uno de los argumentos recurrentes de la derecha española para denostar a la República y ahora también para cuestionar las leyes de memoria y expandir la idea de que las víctimas del franquismo son «egoístas» y solo quiere reparación para ellas y no para las del otro bando. Pero enfatiza que esto debería ser aprovechado por el gobierno para hacer pedagogía y explicar los beneficios quela cantidad de beneficios que tuvieron las familias de esos religiosos muertos en la guerra: pensiones y honores especiales, acceso a trabajos públicos, etc. «Las victimas religiosas quedaron reparadísimas… las de la dictadura fueron las que quedaron absolutamente desamparadas», enfatiza
En relación a las quemas de iglesias, «algo que se ha repetido mucho a lo largo de cuarenta años» asegura que fue algo «prácticamente anecdótico», aunque en relación a las que sí se produjeron apunta: «Habría que preguntarse porqué la gente quemaba iglesias y no escuelas». Recuerda asimismo que Franco asesinó a cientos de sacerdotes católicos: «En el País Vasco murieron bombardeados por la Alemania que ayudaba a Franco muchos cientos de religiosos en monasterios, conventos, iglesias… y de esos no ha querido hablar nunca la derecha. Solo le interesan una serie de muertos para crear una justificación para el golpe».
El presidente de la ARMH sostiene en cualquier caso que el gobierno debería aprovechar el debate que hay ahora sobre este asunto con las «leyes de concordia» que proponen Vox y el PP para «explicar a la sociedad la cantidad de beneficios que tuvieron las familias de esos religiosos muertos en la guerra. Tuvieron pensiones especiales, honores especiales, acceso a trabajos públicos en la administración para familiares, incluso cobraban pensiones por encima de la media de lo que recibían los muertos franquistas en el campo de batalla…»
Resalta que la imagen de la quema de conventos, fue usada por Franco durante 40 años como si se hubieran estado quemando todos los días pero recuerda que el gobierno de la República persiguió e incluso sentenció a algunas de las personas que quemaron estos conventos, «no fue algo alentado, ni consentido». Aunque considera esto puede ayudar a entender el papel de la Iglesia Católica en el golpe de Estado, en su conspiración contra el gobierno de la República: «En el momento en el que las leyes fijan la separación de poderes en el Estado, la Iglesia no soporta esa pérdida de poder y forma parte de los grandes grupos conspiradores… «.
Frente a las leyes de Concordia como la de Aragón «que quiere llevar a la quema de conventos», considera que el gobierno debería hacer mucha pedagogía, analizar los hechos e informar que el argumento de la quema de conventos «es falso y que esas víctimas quedaron reparadísimas… como los fueron todas las franquistas». Silva resalta que la derecha echa en cara a la ARMH que «solo queremos reparación para unos y no para otros, pero el gobierno debería explicar los millones y millones que se gastó Franco para reparar solo a los suyos. Y eso está en los BOE y en la documentación del Estado».
Silva enfatiza que se ha «hartado» de rebatir la idea de que las víctimas del franquismo son muy egoístas y solo quieren reparación para ellas, cuando nadie ha indemnizado a esas víctimas y familiares de desaparecidos republicanos: «Uno de los errores de las leyes de memoria quizá haya sido no hacer un informe potente de cómo quedaron las victimas franquistas de la guerra y luego haber hecho leyes para las víctimas de la dictadura que fueron las que quedaron absolutamente desamparadas. Así no se entraría en estos debates.» Y resalta que aunque las ARMH se creó para buscar restos de víctimas republicanas: «alguna vez nos han pedido ayuda familias franquistas y lo hemos hecho. No va por ahí la cosa. Pero quienes atacan lo que hacemos, quieren dar la idea de que las víctimas son unas aprovechadas».
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