«Los pueblos son los que realizan el cambio», dice Zapatero en Al Jazeera
El presidente del gobierno español ha sido entrevistado en la cadena quatarí. Alli ha explicado la posición española ante las revueltas populares en países árabes: «siempre debemos mantener el equilibrio y el respeto. No debemos intervenir o dictar a los otros. Los pueblos son los que realizan el cambio».
El presidente del Gobierno ha afirmado que «nosotros apoyamos todos los cambios y giros hacia la democracia. Nosotros respetamos los derechos humanos y las libertades. Yo deseo a los otros países lo mismo que ocurre en mi país, pero no podemos actuar como policías e imponernos». Por eso ha pedido respeto a la legitimidad internacional.
Preguntado por el conflicto de intereses que puede plantearse para las empresas españolas en la zona, el presidente del Gobierno admite que las petroleras se han visto obligadas a salir de Libia, «pero estas empresas recuperarán sus actividades después de la vuelta a la normalidad. Todos los países tienen sus intereses y los intereses relacionados con la energía son muy importantes, pero también existen intereses más importantes relacionados con la democracia y los derechos humanos».
En cuanto a la postura española ante la situación en Libia, Rodríguez Zapatero ha asegurado que es la misma que la de Gran Bretaña, Italia y Alemania: «Hay que evitar el derramamiento de sangre. Gadafi y su régimen deben dar pasos hacia una reforma pacífica. La continuidad de esta situación significaría más dolor».
De forma más amplia, el presidente español ha reconocido que las reformas no estaban previstas «con la densidad y rapidez» con que se han producido, pero «ante los cambios profundos en Túnez y en Egipto, y quizás Libia, estamos contentos, y los pueblos tunecino y egipcio merecen nuestro apoyo. Debemos escucharles y ayudarles».
Zapatero ha asegurado, además, que España «ha reaccionado rápidamente, siempre desde el equilibrio y el respeto. La intervención anticipada podría ser entendida como equívoca y sospechosa. Los jóvenes, en Egipto y en Túnez, no necesitan lo que dicen los Gobiernos europeos».